El aparato digestivo está formado por un conjunto de órganos encargados de transformar los alimentos en sustancias más sencillas que nuestro cuerpo utilizará como fuente de energía. A este proceso se le llama digestión. Estas sustancias elementales serán absorbidas mediante la mucosa intestinal y, posteriormente, transportadas en la sangre y la linfa al resto del organismo.
El tubo digestivo está inervado por una extensa red de neuronas que conforman el “plexo mientérico”. Es la segunda mayor red de neuronas en nuestro cuerpo después del cerebro y se encargan de liberar neurotransmisores y hormonas.
El aparato digestivo y las emociones
Dentro de las hormonas que os comentaba que se liberan, se encuentra la serotonina, también conocida como la hormona de la felicidad y el bienestar. Y de aquí la gran importancia de cuidar nuestro intestino.
Este “segundo cerebro”, además de controlar el proceso digestivo de forma autónoma, también está ligado a nuestro bienestar y emociones. Los nervios, el miedo y el estrés, entre otras emociones, tienen a veces consecuencias a nivel intestinal en forma de estreñimiento, diarrea, etc.
¿Mi aparato digestivo funciona correctamente?
Cuando un aparato digestivo no funciona correctamente suele mandarnos señales: acidez, ardor, reflujo, pesadez, hinchazón, dolor, gases abundantes, irregularidad del tránsito intestinal, dolor de cabeza o náuseas, entre otras. En muchas ocasiones estamos tan acostumbrados a estas señales que las consideramos normales. Sin embargo, es muy importante escuchar estas señales que nos manda el cuerpo e intentar buscar soluciones.
Para ayudar a nuestro aparato digestivo a funcionar correctamente podemos seguir las siguientes pautas:
- Masticar bien. Este es el primer paso en la digestión. En la boca el alimento se mezcla con la saliva, la cual contiene enzimas que comienzan el proceso de digestión.
- Evitar comer con prisas. El estrés y la ansiedad son algunos de los factores que más modifican el equilibrio del aparato digestivo.
- Comer variado y de temporada.
- Ingerir agua.
- Evitar alimentos inflamatorios como azúcares refinados y trigo.
- Adaptar nuestras costumbres de evacuación, sin prisa e intentando una regularidad horaria.
- Realizar ejercicio.
¿Qué os ha parecido el post? Espero que os ayude a cuidar de vuestro aparato digestivo y mejora tanto vuestra salud como vuestro bienestar.