El corazón: ¿alerta emocional?

las emociones y el corazón

El corazón es el órgano principal del aparato circulatorio. Se encarga de hacer circular la sangre por el cuerpo para suministrarle oxígeno y nutrientes. Podemos decir que es nuestro motor, nos da la vida con su primer latido y nos acompaña a lo largo de la vida con su maquinaria incansable.

¿Cómo se relacionan emociones y corazón?

Es un músculo con autonomía, y es uno de los lugares donde podemos tener síntomas si padecemos alguna alteración emocional.

Expresiones cotidianas como “se toma las cosas muy a pecho”, “le ha roto el corazón”, “se me encoje el corazón”, “ con el corazón en un puño” etc., nos permiten ver como la relación corazón-emociones está totalmente establecida en nuestro lenguaje. Es el lugar donde se pueden sentir las emociones más profundas que nos encontraremos en nuestro día a día.

¿Las emociones pueden dañar nuestro corazón?

Científicos revelan que nuestros sentimientos juegan un papel importante en el funcionamiento del corazón. Los sentimientos negativos como el odio, ira, rencor, indiferencia… promueven la liberación de hormonas relacionadas con el estrés en nuestro torrente sanguíneo. Estas hormonas hacen que las arterias coronarias se contraigan (vasoconstricción), aceleren el ritmo cardiaco (taquicardia), produzcan un aumento de la presión arterial y de los niveles de azúcar y grasas en sangre. Todo ello provoca que el corazón se vea sometido a un mayor esfuerzo, pudiendo desencadenar diferentes patologías u alteraciones  a nivel cardiaco y sistémico.

Por el contrario, sentimientos positivos como el amor, el respeto, la alegría, la generosidad… liberan en nuestro cuerpo hormonas que nos producen placer y bienestar a largo plazo.

¿Cómo evitar que los sentimientos negativos dañen el corazón?

Está claro que los sentimientos negativos forman parte de nuestra vida, en menor o mayor medida, dependiendo de nuestra inteligencia emocional. La clave está en trabajar nuestra mente y cuerpo para que estén en consonancia y encuentren un equilibrio  para el buen funcionamiento de nuestra salud física y mental.

Algunas de  las actitudes o ejercicios que pueden ayudarnos a tener una vida  plena con nosotros mismos y nuestro entorno  son:

  • Cuidar nuestra alimentación: evitar el consumo de gran cantidad de azúcares refinados, dietas con abundantes grasas saturadas y evitar productos procesados.
  • Realizar deportes que nos satisfagan
  • Interactuar con la sociedad: realizar actos compasivos y altruistas
  • Meditación
  • Osteopatía para disminuir la sensación de ansiedad y tener un conocimiento más preciso de cómo funciona nuestro cuerpo
  • Estar en contacto con la naturaleza
  • No olvidarnos de sonreír y tener sentido del humor, esta demostrado que esto hace que nuestro cerebro libere endorfinas (también conocidas como las “hormonas de la felicidad”).

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